A LEÓN
Nos ha llegado en tiempo al confín de
los sueños,
un nuevo día tiende las alas desde el
alba,
aun rosado y esplendoroso atardeceres,
¡Oh fríos gélidos! Descorred ya el telón
de las nubes,
que esas cortinas no eviten escuchar mi
voz,
a la tierra que me vio nacer.
El pasó de los siglos trazo su destino,
desde las altas montañas a la extensa
meseta,
que a la justicia y a la libertad,
germinará la semilla en los campos,
azotados a los cuatro vientos,
el tiempo transcurre lentamente,
desde el pequeño pueblo a la señorial
ciudad.
¡Luz de León! Torre al viento,
campanas se hacen eco a son de paz,
ríos que serpentean, campos y lugares
ensortijados,
regalando agua sonriente a través de
montañas y páramos,
chopos, álamos, negrillos, salgueros,
son testigos,
son guardianes centinelas de trigo y
sarmiento
de pan y vino para el largo camino de
los peregrinos.
Desde los picos blancos donde se
contempla y dormita la nieve,
hasta la extensa e inmensa meseta, mece
el aire limpio y azul,
el cielo intenso, escucho la alondra,
un grillo roquero vestido de negro con
su gran concierto,
rezuma en mis oídos que embriagado
tendido en el heno,
me dejo llevar, hasta que se va la luz.
Los rayos que a través de las nubes
ciegan mis ojos,
todo
me parece hermoso cuando miro a mí alrededor,
una brisa tenue me acaricia, hace sonreír
las hojas,
que joviales me regalan carcajadas una terapia de placer.
¡Abramos! Las ventanas que cante el
ruiseñor de la noche,
al ritmo de la vida, al canto del amor,
libertad con un mar de estrellas,
se estrecharan las almas cogidas de la
aurora,
brille la esperanza se abran los
caminos,
de esta tierra santa, con nuestra
patrona
nuestra Señora del Camino.
¡Luz de León! Tierra emprendedora,
pináculos al viento, campanas de
soledad,
catedral de las catedrales, vidrieras
con historia que contar,
sueños de esperanza y de paz.
Verdad tu razón, vencedor de tu olvido,
memoria de soledad, luz y amor,
para mí nunca en mi olvido, la Cepeda, Tierra Campos,
El Bierzo, Babia, El Páramo, La Maragatería,
La Cabrera, León,
Tierra abierta, que siempre extiende la mano al forastero
¡Patria mía! ¡Mi Patria! en mi corazón mí
León.
De Higinio San Millán Juan
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