martes, 18 de junio de 2013

AL FIN EL AMOR LO ES TODO


                                                              Y AL FIN EL AMOR ES TODO

 

No oscurece la noche por la ansiedad de la luna.

No malgastes la luz por el día,

permanece en esa claridad

que quiero verte mientras viva.

 

Sólo un puñado de rosas me dirá

la verdad que ese perfume no se olvida.

Una sonrisa clara, ¡un te quiero!,

da luz para toda la vida.

 

Siento ese nerviosismo dentro,

ese destello, esa pizca de sal,

en la dulzura que cicatriza la herida

un quemor dentro que hace palpitar.

Eso es la única solución

para poder continuar.

 

Es injusto muchas veces,

otras, te paga por demasía.

                                                                 Algunas, uno no se merece,

ese cosquilleo de alegre rebeldía.

 

Entretanto,

la Luna emerge en la penumbra oscura y baldía.

Las tinieblas sordas y a la vez mudas,

sacan sus pendones de victoria.

Cordiales se abrazan luz y amor,

que no se olvidan, que el uno sin el otro,

no existe ese roce, ese que sólo sé yo.

 

Tiritando,

el amor que no se olvida,

entre roncos y fulminantes rayos

de enormes tormentas nacidas,

se adueña del silencioso valle.

 

¡Calla! Firmamento inmenso.

¡Calla! De una vez, noche mía.

Yo me encuentro con mi amada,

no temo a nada,

es mi escudo mientras viva.

 

Lucharé por sencillez en un mar extenso,

donde dragones que vomitan perrerías,

arremeten las mentiras,

de una verdad que merece ser oída.

Lo que de ella quiera que diga.

 

Y al llegar el alba,

la noche se esconde en su guarida.

Callada, silenciosa, por el contrario,

la algarabía, el ruido llega,

entre cantos y un sin vivir,

que no sé dónde escribiría.

 

La margarita con sus gotas de rocío

deslizándose por sus pétalos,

como corren las lágrimas por el rostro

cuando uno rebosa penas o alegría.

 

Qué estampa tan maravillosa,

cuando uno se encuentra

con esta magia

del nacer un nuevo día.

 

El ruiseñor lanza sus trinos,

la alondra alza su vuelo,

todo es alegría.

El heno embriaga con su perfume,

un ambiente dulce y denso,

los árboles clamorosos

sus hojas aplauden.

El eco denota algarabía,

mientras la brisa  leve acaricia

la piel sedosa,

sus cabellos se lanzan al viento,

mis celos me comen,

por la brisa te susurra al oído.

La sangre le hierve, es primavera es de día.

 

Pero para mí, cincelador, que diría,

lo maravilloso es lo interno,

lo que todos desearían.

Ese amor, esa dulzura, que con los años,

es más fuerte, más tierno cada día.

Es el mejor vino del majuelo vetusto,

es la miel en los labios

del panal soñador,

con un sabor y un aroma  adulador.

 

Besos aterciopelados,

libando como abeja en celosía.

Acariciar esa piel sedosa,

¡qué bella estampa mientras viva!

                                                                 Todos estos momentos

el viejo olmo los guarda,

el centinela, calla por respeto,

y a la vez vela

los amores y desamores

mientras viva.

 

Ha sido testigo, juez y abogado,

una vez ha estado a nuestro lado,

otra vez te ha censurado.

Por él han pasado cientos de amores,

desamores que sólo él admitió.

Te ruego, calla.

Sólo muestra tus cicatrices,

que son  nuestras iniciales que nunca se olvidan,

y los amores tienen un algo,
                                                       que en el corazón quedan las heridas

martes, 11 de junio de 2013

DÉJAME ACERCARME


           DÉJAME ACERCARME

Hija del trueno, tormenta embravecida,

Rayos en la noche oscura, trueno que viene enseguida,

Yo quería ver tus aguas, por el valle como sonreían,

Pero la verdad era  que tu para mi estabas prohibida.

Déjame acercarme para poder examinarlas,

Hija de mis sueños, esclava de mi vida,

Si es donde debo ir, eres tú fruta apetecida.

Déjame acercarme, déjame ayudarte,

Cuéntame tus penas, que yo no las sabía.

Y yo te regalaré mi corazón

Grande que un día por ti casi perdía.

Rompe con fiereza el sueño de la noche,

Arrástrame hasta tus lágrimas,

Tal vez no te pueda ayudar,

Te cobijaré bajo mis brazos,

Y nos pasearemos nuestro amor,

Bajo la orilla del mar,

Las olas mecerán sobre nuestros pies,

Es lo mejor que nos podemos regalar.

Y si nuestro amor es intenso,

Y si no pudiera ser,

Te cuidaré las  llagas y las heridas,

De mil batallas, seré tu esclavo

Te las curaré.

Si el enemigo te ha dañado,

Me batiré a cuerpo abierto,

Pondré en juego mi vida,

Mi palabra de honor,

Porque tú para mi eres eso….

Esa dulzura enorme,

Que un día me regalaste,

No se me ha borrado de mi mente,

Mis labios dejaste el amor,

Que aunque pasan los días y los años,

Aún para mí todavía,

Se extrémese mi corazón.