lunes, 18 de abril de 2011

A GENARIN

A GENARIN
¡Hay! Si Genarin volvieras a nacer,
y vieras la que has liado,
tal vez no te lo esperabas,
te quedarías alucinado.
Corrían finales de los años veinte,
en los arrabales de León,
un Jueves Santo, día de procesión,
si un día borracho alcanzaste la gloria,
pero a cambio perdiste la vida ¡Dios mío!
te pido perdón.

Una buena persona, un tanto borrachín,
Genaro Blanco Blanco “ Genarín”
un mercader de pellejos,
de la ciudad de León,
una persona humilde, con un gran corazón,
frecuentabas los suburbios, las casas de citas,
vamos que eras un pendón,
tu gran debilidad y perdición,
el orujo era su amigo,
cita diaria en el bar,
donde su especialidad siempre su paladar,
bien lo solía catar.

Era el año veintinueve un Jueves Santo,
cargado como era frecuente,
no se si era de Valdevimbre o de Ardón,
en la calle de los Cubos,
te atropelló el camión
que mala suerte la tuya,
pues fue el primer camión de la basura
de la ciudad de León.

Tú que no molestabas a nadie
nada más que sabias invitar,
te tomabas tus copitas,
con el que te acompañaba
en el bar.

Ahora todos lo jueves santo
en tu homenaje y honor,
el entierro de Genarín,
recorriendo las calles que tú frecuentabas,
siempre regado de orujo,
con lo que las penas matabas.

Calle de la Sal,
calle de treinta pasos,
dando tumbos de un lado para otro,
cargado de orujo,
aunque no lloviera había charcos.

Siempre con una copa de más,
se iba a la “ Carabina”
haber si podía disparar,
todos los días visitador,
centro neurálgico y singular,
con un real y un podo de suerte,
le daban cuatro cartoncillos,
y esperar la suerte,
haber lo que le podía tocar.

Se sorteaba una chica de compañía,
o mejor una chica para pecar,
le quitaba las penas,
le limpiaba los bajos,
de lo cual era su debilidad.

¡Pobre Genarín!
calle de la Sal, calle de los Cubos,
cerca de la catedral,
la muralla era tu cobijo,
donde quisiste regar,
vaciar la vejiga que te apretaba,
una molestia natural,
no viste el cacharro,
el trasto artificial,
y ese conductor suicida,
fue contra ti a impactar,
lo que simplemente era mear,
fue una tragedia fatal.

Por eso todos los jueves Santo en tu honor,
siguiendo la costumbre y tradición,
y respetándote a ti
como vivías sin ningún lujo,
bebamos en tu memoria,
una copina de orujo.

Genaro Blanco Blanco “ Genarín”
hermano de todos lo leoneses,
cuida de todos nosotros,
porque eres grande porque te lo mereces.

Por tu corazón grande,
por ser bohemio y soñador,
por lo putero que eras,
por lo borrachín,
por que como tú nunca habrá dos.

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