viernes, 22 de octubre de 2010

AL FIN EL AMOR LO ES TODO

Y AL FIN EL AMOR LO ES TODO

No oscurece la noche por la ansiedad de la luna,
no malgastes la luz por el día,
permanece esa claridad,
que quiero verte mientras viva,
sólo a ti vida mía.

Un puñado de rosas me dirá
la verdad que ese perfume no se olvida,
una sonrisa clara, ¡un te quiero!
da luz para toda la vida.

Siento ese nerviosismo dentro,
ese destello, esa pizca de sal,
en la dulzura que cicatriza la herida,
un quemor dentro que hace palpitar,
eso es la única solución,
para poder continuar.

Es injusto muchas veces,
otras te paga por demasía
algunas uno no se lo merece,
ese cosquilleo de alegre rebeldía.

Entretanto,
la luna emerge en la penumbra oscura y baldía,
las tinieblas sordas y a la vez mudas,
sacan sus pendones de victoria,
cordiales se abrazan luz y amor,
que no se olvidan que el uno sin el otro,
no existe ese roce, que sólo sé yo.

Tiritando,
el amor que no se olvida,
entre roncos y fulminantes rayos
de enormes tormentas nacidas,
se adueña del silencioso valle.

¡Calla! firmamento inmenso,
¡calla! de una vez , noche mía,
yo me encuentro con mi amada,
no temo a nada, me velarás,
es mi escudo mientras viva.

Lucharé por valientemente en un mar extenso,
donde dragones que vomitan perrerías,
arremeten las mentiras,
de una verdad que merece ser oída,
lo que de ella quiera que diga.

Y al llegar el alba,
la noche se guarda en su guarida,
callada silenciosa, por el contrario,
la algarabía, el ruido llega,
entre cantos y un sin vivir,
que no sé cómo escribiría.

La margarita con sus gotas de rocío
deslizándose por sus pétalos
como corren las lágrimas por el rostro
cuando uno rebosa penas o alegría.

Que estampa tan maravillosa,
cuando uno se encuentra
con esta magia
del nacer un nuevo día.

El ruiseñor lanza sus trinos,
la alondra alza su vuelo,
todo es alegría,
el heno embriaga con su perfume,
un ambiente dulce y denso,
los árboles clamorosos
sus hojas sonríen y aplauden,
el eco denota algarabía,
mientras la brisa leve acaricia,
la piel sedosa,
una ardilla juguetona corretea,
de rama en rama,
la sangre le hierve, es primavera es de día.

Pero para mi cincelador, que diría,
lo maravilloso es lo interno,
lo que todos desearían
ese amor esa dulzura que con los años,
es más fuerte más tierno cada día,
es el mejor vino del majuelo vetusto,
es la miel en los labios,
del panal soñador,
con un sabor y un aroma adulador.

Besos aterciopelados,
libando como abeja en celosía,
acariciar esa piel sedosa,
qué bella estampa mientras viva.

Todos estos momentos,
el viejo olmo los guarda,
el centinela, calla por respeto,
y a la vez vela,
los amores y desamores,
mientras viva.

Ha sido testigo, juez y abogado,
una vez ha estado a nuestro lado
otra vez te ha censurado,
por él han pasado cientos de amores
desamores que sólo él admitió,
te ruego calla,
sólo muestra tus cicatrices,
que son nuestras iniciales que nunca se olvidan,
y los amores tienen un algo,
que en el corazón quedan las heridas.

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