Allí cuando el alba rompe el día,
animado y pensativo,
carga con su mochila al hombro,
estudia su itinerario a su modo,
escribe y se deleita
en su rutinario diario.
Calla, escucha el trino,
da gracias, la alondra,
escucha los pájaros cantores,
han madrugado mas que nosotros,
ven lucir el lucero,
impresionante el paisaje,
irrepetible, yo quiero ser primero.
Lanza su pie adelante con energía,
como si fuera el último viajero
no se si es nacional o extranjero,
como y fuera su último viaje,
y lo paga con su dinero.
¿Dónde vais buen hombre?
en esta hermosa mañana,
con tu ligero equipaje,
si despedir a tu amada,
proyectando tu sombra hacia el oeste,
rompe la leve brisa,
tu tez tersa y fina,
camina firme,
remanga tu camisa.
Lejos, allá se quedaron tus hijos,
su amada y todo lo que tenía,
pero se inicio en el camino,
con su sello y un perdón,
y los pecados que le corroían,
para que le apóstol le de su bendición.
Canta, alondra , tu que no tienes nada,
canta enérgicamente ,
que yo escucho tu balada.
Y en a lo largo del camino,
te reciben los vientos, fríos y calores,
El colorido de los campos,
amapolas alegrías, violetas, clavelillos,
un olor a heno cortado,
impregna a todo el trayecto,
recorro todo este prado,
leve lluvia sol abrasador,
páramo inhóspito,
de todo tiene el camino,
cuando se recibe el perdón.
Y allá a lo lejos el apóstol,
espera el abrazo de los peregrinos,
¡anímate¡ coged los bártulos,
Yo iré contigo.
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